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Imminent departure casts a different lens. On this journey, we live there perpetually.
Each moment was poignant as Marcela, Rodrigo, and little Leon walked us through Villa O’Higgins. How overwhelming it is to see an old friend after a long time, how much there is to catch up on. Imagine then all the ground to be covered when you find such a dear friend, having never met before!
After five days together, we were leaving dear friends. It was a sharp pain between my ribs. We had so much yet to establish and catch up on, still so much more ahead to do. Sternly and gently we padded through the streets.
“May this town never have a stoplight and the children continue to rule the streets!” Rodrigo spun a circle in the middle of the road.
As a final act, Marcela chatted with a friend and secured us permission to take a very small shortcut out of town, into the trees, up a trail they called the “water tank trail.” She drew open the alambra gate and stood watching us through misty eyes. It hit my heart so hard and in such a spot as that it will remain forever tender, forever soft.
In these moments, I try to be present. In the distances that stretch after, I play with perception. Analogies to put them in context, to make sense of the ache; futile and fulfilling pastime. Over the course of this journey, even before setting foot in Patagonia and especially in these months of walking, we have come and gone so many times. We get a lot of practice.
One way I like to look at it is as building muscles. That with each departure, cells tear. It is a trauma. In the days after, the paces as I process, my heart heals and becomes stronger. No less prone to the tears, still, stronger.
We stepped away from the rawness of the moment and ran straight into a short but steep climb. Once in the misty, mighty woods breath again found my lungs. Our legs protested, but we moved forward, excited for the next length of hiking. To travel along the Ruta de Pioneros. The route the original frontier-people took when they came south from Cochrane to settle in Villa O’Higgins. I knew just enough of the history to be enthralled, for my imagination to weave color into the stories over the next 160 kilometers.
We move northward, stronger for the ache.
Traducción por Henry Tovar
La partida inminente proyecta una perspectiva diferente. En este viaje, vivimos allí todos los días.
Cada momento era punzante como Marcela, Rodrigo y el pequeño Leon nos llevaron a través de Villa O´Higgins. Lo abrumador que es ver a un viejo amigo después de mucho tiempo, lo mucho que hay para ponerse al día. imaginence entonces todo el suelo para cubrirse cuando uno se encuentra a un gran amigo, sin nunca haberse visto antes!
Después de cinco días juntos, nos íbamos queridos amigos. Era un dolor agudo entre las costillas. Hemos tenido mucho todavía para establecer y ponernos al día, todavía mucho más por delante por hacer. Con seriedad y suavemente nos dirigimos que a través de las calles. “Qué este pueblo nunca tenga un semáforo y los niños sigan gobernando las calles!” Rodrigo dibujo un circulo en el medio de la carretera.
Como acto final, Marcela charlaba con un amigo y nos consigió permiso para tomar un pequeño atajo fuera de la ciudad, entre los árboles, por un sendero que llamaron ´´el rastro del agua´´. Ella dibujó abierta la puerta de la alambrada y se quedó mirándonos con sus ojos empañados. Se golpeó mi corazón tan duro y en un lugar en el que permanecerá por siempre tierno, por siempre suave.
En estos momentos, trato de estar presente. En las distancias que se extienden después, juego con la percepción. Analogías para ponerlos en contexto, tener sentido del dolor; pasatiempo inútil y satisfactorio. En el transcurso de este viaje, incluso antes de poner un pie en la Patagonia y sobre todo en estos meses de caminar, nos hemos ido y venido tantas veces. Tenemos un montón de práctica. Una forma me gusta verlo es como la construcción de los músculos. Que con cada partida, las células desgarran. En un trauma. En los días posteriores, a medida que proceso, mi corazón sana y se hace más fuerte. No menos propenso a las lágrimas, todavía, más fuertes.
Nos alejamos de la crudeza del momento y corrimos directamente en una corta subida empinada. Una vez en el brumoso y poderoso bosque respiro encontraron mis pulmones de nuevo. Nuestras piernas protestaron, pero se movieron hacia adelante, excitadas por la siguiente longitud del senderismo. Para viajar a lo largo de la Ruta de los Pioneros. La ruta de la frontera – gente originaria que tomaron cuando llegaron al sur de Cochrane a instalarse en Villa O´higgins. Yo sabía lo suficiente de historia para ser cautivada, para mi imaginación para tejer color en la historia de los próximos 160 kilometros.
Nos movemos hacía el norte, más fuertes para el dolor.
Comments (3)
carry on…carry on. your paths will cross again!
Thanks again for your wise, thoughtful, and descriptive commentary about your journey and adventures on the way.
Cliff and Martha Rawley
Stretching with the fabric of life we grow, are touched and moved. Thank you, much love!