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As of late March and four months of thru-hiking Patagonia, we have a rhythm. Comfortable in self-sufficiency and living according to our own expectations. Finding myself more comfortable in the liminal spaces. The time-place between wilderness and town, between where we are and where we are going; at its simplest, the space between thoughts, experiencing there a calm and stillness. Thru-hiking is my meditation.
Villa La Tapera is tiny. Three small stores, sufficient for resupply, quick internetting on the plaza de armas, and we ford the late season shallow Rio Cisnes. We stop and chat with Sra Teresa. She shared with us the wisdom of her years, as well as lima beans, and rhubarb empanadas.
She spoke easily of one of the greatest transitions, of what she seeks in these final years, “antes de andar al otro mundo” (before going on to the next world). I admire her and wish we each could find such peace in our twilight.
Her husband came home soon after we arrived. At 70 years old, “I still saddle my horse and ride every day. We have 950 hecatres of land and I go out to check the animals.” According to them, the biggest error of age is to be still; instead, “hay que quedarse util al vida” (one must continue to be useful in life). They are building a guest house to cater to travelers.
As we share a mate, their 5 year old grandson drives up on a huge red tractor, sitting in his father’s lap. They haul a trailer of lumber which they will chop into firewood to sell for winter. Most homes are heated by a fire stove which also warms the water tank. The life of the family revolves around this cocina. Most homes have benches around the stove where they pass the cold winters.
The entire family came out that evening to point us up the dirt track which would take us through the mountains to Lago Verde. We hiked off into the sunset and camped that first night, in prime cowboy country, amidst the ruins of an old tapera (abandoned and collapsed frontier house).
Autumn is upon us. The sun now sets early enough that we see darkness and have dug our headlamps from the bottom of the bags where they settled during those first months of 11 pm sunsets. The nights are crisp and we wake to frost on the tent walls.
This stretch speaks to expanding development. What was once a horse trail is becoming a driveable dirt track. While the municipal staff in town claim this route has not been “inaugurated” and no one has driven it entirely, the Friday night parade of trucks coming in from the backcountry, heading for revelry in town, imply otherwise.
A Father, son, and pull-over-wool-sweater-man-with-maps in an old 4-Runner leapfrog us the next morning. They are excited to show the map of land plots they are surveying and provide beta on the next 60 km. We wind along a low ridge, circling lakes below massive peaks.
The walking is easy, and we sometimes walk side-by-side to chat, or stride along, immersed in our own thoughts. We drop into a planch river valley, crisp autumn colors fill the flat floor. We step aside as a lone gaucho on his horse trots up the bank from the wide river crossing, his nod barely perceptible under the brim of his leather hat. Words would be extraneous.
We pass homesteads every now and again, one with a bulldozer parked near the small cabana. Evidenced by the direction of the plowing, this is the primary source of maintenance. Yet our walk remains relatively solitary, passing beneath striking peaks. Our most exciting encounter was a pre-dawn graze-by of a herd of horses. There is something unnerving about waking to the heavy thud of hooves near your head.
As we begin the formidable decent toward Lago Verde, we clearly see a billowing cloud of smoke rising from beyond the valley we will follow into town. It will be our first forest fire and we are anxious.
The night before arriving in town, cooking dinner above and arroyo, again watching shadows chase the blush of evening up the face of the range and into the clouds, an aging gentleman rides up. He teases us a bit, informs us a bit, and offers his home and anything else we may need. This is the way of the gaucho, Don Rial had told us some weeks before, as we all sat around his cocina.
Un gaucho Patagon debe ser medio chistoso, completo honesto, y si alguien necesita algo, hay que armarlo.
A Patagonian gaucho should be half jokester, completely honest, and if someone needs something, you provide it.
Finally, I begin to feel the truths of this trek settle into my bones, even as the chill of the turning season does the same. It is a good place to be.
Acomodándose en la transición.
Traducción por Henry Tovar
A partir de finales de marzo y cuatro meses seguidos de senderismo en la Patagonia, tenemos un ritmo. Cómodo en la autosuficiencia y viviendo de acuerdo a nuestras propias expectativas. Encontrándome a mi misma más cómoda en los espacios liminales. El tiempo entre desierto y la ciudad, entre dónde estamos y hacia dónde vamos; en su forma más simple el espacio entre los pensamientos, experimentando hay una calma y quietud. El senderismo es mi meditación.
Villa la Tapera es pequeña. Tres pequeñas tiendas, suficiente para el reabastecimiento, una rápida visita al internet en la plaza de armas, y vadeamos el final de temporada de poca profundidad del rio Cisnes. Nos detuvimos y hablamos con la señora Teresa. Ella compartió con nosotras la sabiduría de sus años, así como las habas, y las empanadas de ruibarbo.
Ella hablaba fácilmente de uno de las mas grandes transiciones, de la que ella busca en estos últimos años, “antes de andar al otro mundo”. La admiro y deseo que cada uno pueda encontrar tal paz en el crepúsculo.
Su marido llegó a casa poco después de que llegamos. A los 70 años de edad, “todavía ensillo mi caballo y monto todos los días. Tenemos 950 hectáreas de tierra y salgo a comprobar los animales” según ellos, el mayor error de la edad es estar quieto. En cambio “hay que quedarse útil al vida”. Están construyendo una casa de huéspedes para atender a los viajeros.
Al compartir un mate, su nieto de 5 años hace subir un enorme tractor rojo, sentado en el regazo de su padre. Traen arrastrando un remolque de madera que se cortaran en leña para vender para el invierno. La mayoría de las casas son calentadas por una estufa de fuego que también calienta el tanque de agua. La vida de la familia gira en torno a la cocina. La mayoría de las casas tienen bancos alrededor de la estufa donde pasan los inviernos fríos.
Toda la familia salió esa noche para señalarnos el camino de tierra que nos llevaría a través de las montañas hasta el Lago Verde. Hicimos una excursión hacia el atardecer y acampamos esa primera noche, en la tierra de vaqueros privilegiada, en medio de las ruinas de una vieja tapera (casa fronteriza abandonada y colapsada).
El otoño sobre nosotras. El sol se pone temprano lo suficiente que vemos la oscuridad y tenemos que cavar por nuestras linternas en el fondo de nuestros bolsos donde se establecieron los primeros meses de atardeceres a las 11pm. Las noches son frescas y nos despertamos en las tiendas con las paredes heladas.
Este tramo se dirige a la expansión del desarrollo. Lo que antes era un camino de herradura se esta convirtiendo en una pista de tierra manejable. Mientras que el personal municipal en la ciudad reclama que esta ruta no ha sido “inaugurada” y nadie la ha manejado por completo, el desfile de camioneros la noche del viernes que vienen afuera del pueblo, en dirección a la juerga en la ciudad, implica lo contrario.
Un padre, el hijo y viejo-con-sueter de lana- y mapas en una vieja 4-runner salto a nosotras la mañana siguiente. Ellos están muy contentos de mostrar el mapa de las parcelas que están inspeccionando y proporcionando beta en los próximos 60 km. Volamos a lo largo de una Cresta baja, rodeando lagos debajo de los picos masivos.
El caminar es fácil, y a veces caminamos lado a lado para charlar, o damos largas zancadas, inmersas en nuestros propios pensamientos. Nos dejamos caer en un valle del río Planch, colores nítidos de otoño llenan el piso plano. Damos un paso a un lado como un gaucho solitario en su caballo trota por la orilla del amplio cruce del río, su movimiento de cabeza apenas perceptible bajo el ala de su sombrero de cuero.
Las palabras serian extrañas.
Pasamos propiedades de vez en cuando, uno de ellos con una excavadora aparcada cerca de la pequeña cabaña. Evidencia por la dirección de la labranza, esta es la principal fuente de mantenimiento. Sin embargo, nuestro pie se mantiene relativamente solitario, pasando por debajo de los picos, nuestro encuentro más emocionante fue un pre-alba pasando por una manada de caballos. Hay algo desconcertante por despertar al fuerte ruido sordo de los cascos cerca de la cabeza.
Al comenzar la formidable decente hacia Lago Verde, vemos claramente una nube ondulante de humo que se eleva más allá del valle vamos a seguir a la ciudad. Sería nuestro primer incendio forestal y estábamos ansiosas.
La noche antes de llegar a la ciudad, preparando la cena arriba y arroyo, una vez más viendo sombras perseguir el rubor de la tarde hasta la cara de la gama y el las nubes, un caballero cabalga envejecimiento.
Él nos toma el pelo un poco, nos informa un poco, y le ofrece su casa y cualquier otra cosa que pueda necesitar. Este es el camino del gaucho, Don Rial nos había dicho algunas semanas antes, ya que todo nos sentamos alrededor de su cocina.
Un gaucho Patagón debe ser chistoso medio, honesto completo, y si alguien necesita algo, hay que armarlo.
Finalmente, comienzo a sentir las verdades de esta caminata asentarse en mis huesos, así como el frio de la tempo rada de giro hace lo mismo. Es un buen lugar para estar.
Comments (8)
Hey-hey! Good to see the little Plucking Traveler!
I carry your inspiration with me, Auntie M!
Bethany,
I’m not sure when this message will reach you, but I wanted to say I got your lovely postcard. Your journey has been a joy to follow these past few months, if not a bit frustrating waiting for the weather to turn so we can also go hiking. Your pictures are beautiful.
Kelly
Kelly, thank you so much for the sweet note and for your support of this trek. Everyone compliments us on the website design.
Your travels in Europe looked lovely.
Here is to many years of joy in your life!
Love reading about all your adventures. Till the next time.I’ve Henry and Jaki
And when I am missing family and connection, I enjoy seeing pictures of you together and with your grandkids.
Deepest regards,
Be
Thanks for your reflections.
Thank you for following along. I do so enjoy your comments.